Santander, 6 de diciembre de 2020.- El grupo de música pop-rock Billy Boom Band hizo su aparición en la tarde de ayer en la Sala Argenta. El entusiasmo, sobre todo de los más pequeños, se palpalba en el ambiente, con risas y nervios previos a la actuación.
En esta ocasión, seis componentes saltaron al escenario para alegría de los presentes. Tan pronto como `La Billy´ tocaba sus instrumentos y Marcos Cao comenzó a cantar`La mujer bala´, el público se soltó a palmear para acompañar la canción, estableciéndose rápidamente una comunión entre músicos y público, que se mantuvo durante toda la actuación. Así es como se inició un recorrido por toda su discografía, desde `Sueña despierto´ hasta `Cuando cae la noche.Música para soñar´, pasando por `Lorca POP´ y `La mujer bala´.
La Billy Boom Band hizo gala de sus mejores canciones, las que tanto gustan a pequeños y mayores y de las que buena fe dieron las sólidas butacas del Palacio de Festivales de Cantabria, que aguantaron botes, saltos y expresiones de júbilo en general de los más pequeños, quienes con cada tema que escuchaban se mostraban más felices a la par que exaltados. Porque ya lo decía el cantante: `Voy a pasarlo bien. Digas lo que digas yo voy a empezar otra´ y efectivamente así fue. Rectifico, mejor que bien, ya que durante el concierto se habían sucedido las canciones más reconocidas por los asistentes: `Megalodón´, `El universo´, `Familia de locos´, `El lagarto y la lagarta´, etc.
Ahora bien, si hubo una canción que hizo especialmente feliz a más de un asistente esa fue`Cumpleaños feliz´, dedicada a una niña que cumplía dos años y un niño que cumplía siete. Sin duda, un cumpleaños inolvidable para ambos en una tarde inolvidable, para menores y mayores, en la que no solo se esbozó `La sonrisa de Julia´.
Esta `Familia de locos´ que es la Billy Boom Band (`La Billy´ para los amigos) y que `están chalados, pero siempre unidos´, salieron desde la intimidad de su entorno social y familiar inmediato hacia el público en general, para alegría de propios y extraños. En lo que duró el concierto, dentro de las limitaciones COVID, se batieron algunos Récords Guinness, como el de salto de altura a la luna. En definitiva, ayer la situación actual no consiguió restarle protagonismo a la música, que ocupó el espacio que le pertenece, saliendo del escenario hasta llegar a los oídos y la ilusión de los espectadores, que con una pasión desbordada y unos bailes acotados a sus asientos recordaron, una vez más, que la cultura es segura.
Javier Sánchez Becerril